Río Bravo, Tamaulipas. – El dolor de una madre al sepultar a su hijo es indescriptible, pero se torna incomprensible cuando es causa de una injusticia como se ha clamado desde la muerte de Juan Daniel Martínez ocasionada por policías estatales, de acuerdo a las versiones que sostienen sus padres y sus conocidos.
Río Bravo pasó un fin de semana doloroso por el fallecimiento de un profesionista al que le fue arrebatado su futuro con una lluvia de balas provenientes de un elemento de la corporación, aunque las autoridades competentes llevan a cabo la investigación.
Las lágrimas, ni los lamentos, no fueron suficientes para una despedida descarnada que ha dejado a una mamá en shock, un padre deshecho, hermanos en profunda tristeza y a una comunidad aturdida tras el estruendo de perder a un integrante.
Antes de las 4:00 de la tarde de este domingo el ataúd que contenía los restos de Daniel fue colocado en una carroza del gobierno municipal de Río Bravo para iniciar una caminata de rostros con pesadumbre.
Unos momentos antes de partir, en los automóviles se colocaron leyendas en donde se pedía a los estatales que dejaran de disparar contra los ciudadanos, esto para demostrar su inconformidad ante la situación que se suscitó de manera reciente.
Por las principales calles del municipio fue trasladado el cuerpo de Daniel, mientras tras la unidad iba un grupo de personas a los que se sumaron los que estaban en la vía pública y se detuvieron a observar el hecho.
Una triste despedida
El panteón municipal fue el eco de llanto y gritos desgarradores, no hubo asistente que no sintiera el dolor y el enfado por las circunstancias en que murió el riobravense que era empleado de una maquiladora en el municipio de Reynosa.
Diego y María, padres de Daniel, se estremecían por momentos, cuando la música de la banda y norteña sonaba, cuando alguna persona iba y los abrazaba. Sus hermanos se lamentaban una y otra vez.
Algunos traían servilletas blancas que movían con sus manos como símbolo de paz que se les había robado a disparos el viernes anterior cuando Daniel fue confundido.
Antes de que se depositaran los restos de Daniel, su madre levantó la mirada al cielo, soltó el dolor de las horas sin su hijo, mientras los asistentes con un nudo en la garganta también daban el último adiós al profesionista por el que se exige se haga justicia.