Hirving Lozano, convertido en una de las sensaciones de la primera jornada de la fase de grupos del Mundial, es protagonista de una carpeta guardada bajo llave en los despachos del área deportiva del FC Barcelona. Cuando en el verano de 2017 el PSV se hizo con su fichaje, que también pretendió el Celta, la secretaría técnica que comandaba Roberto Fernández ya tenía informes del potencial que apuntaba y un año después, convertido en la estrella del campeón holandés, su figura es muy tenida en cuenta en el Camp Nou.
Velocidad, remate, atrevimiento, calidad, sacrificio y capacidad de adaptación son los puntos fuertes que se apuntan en el club azulgrana para tener en cuenta su nombre, que se habría catapultado después del fiasco en el fichaje de Griezmann como una opción de la que no son ajenos en Holanda, donde los dirigentes del PSV saben que su permanencia en el club a medio plazo (tiene contrato hasta 2023) se entiende imposible.
La presentación del Chucky en Rusia, anotando un gol a la postre histórico ante Alemania como punto culminante a una actuación ya en conjunto soberbia, fue el primer apunte en la libreta abierta por el Barcelona en el Mundial, donde tiene desplazado a Bojan Krkic (padre del ex jugador azulgrana) para seguir a futbolistas con perfil adaptable al equipo de Valverde y que tienen en el mexicano en muy buena consideración. Su condición de extracomunitario se entiende como un hándicap para atacar el fichaje inmediato, teniendo en cuenta que Coutinho, Paulinho y Yerry Mina ocupan ahora esas plazas y que el defensor colombiano dejaría libre la suya para el brasileño Arthur, aunque en el Barça se sigue trabajando para conseguir la nacionalización portuguesa de Coutinho a través de su esposa y liberar una posición… Además de no estar totalmente definida la fecha en que Arthur se incorporará al club. Y esa circunstancia abriría la puerta a un posible fichaje del mexican