Las notas de violencia acaparan nuevamente las primeras planas de México. Tan solo esta semana balaceras entre militares y narcotraficantes dejaron al menos cinco muertos y 11 bloqueos en las calles de Reynosa, Tamaulipas. En Puebla, al centro del país, el robo lleno de saña a una familia en una carretera de peaje dejó dos mujeres violadas y un bebé muerto. Y el cuerpo de una mujer apareció dentro de la Universidad Nacional, en la capital del país, una región que ha visto dispararse sus cifras de homicidios a niveles de hace 16 años. Cada vez es más frecuente la impresión de que la violencia repunta y está extendida en todo el país.
La inseguridad puja con fuerza y amenaza en convertirse en el principal tema rumbo a las presidenciales de 2018. No es una percepción solo de los medios de comunicación o de algunos mexicanos. El presidente Enrique Peña Nieto ha admitido su avance. “2017 nos presentó un desafío mayor. Los índices de criminalidad en diferentes entidades federativas nuevamente empezaron a regresar a escenarios del pasado que no queremos que vuelvan”, confesó el mandatario a los 32 gobernadores del país en una reunión el miércoles. Los datos respaldan la advertencia del presidente. En México se asesinan cada día a 72 personas en promedio.