Los boxeadores sinaloense y tapatío siguen de campamento rumbo a su pelea del próximo 6 de mayo en Las Vegas; mientras Julio se encuentra todavía en el Centro Otomí, Saúl lo ha hecho en San Diego
Julio César Chávez confesó tras 50 días enclavado en el Centro Ceremonial Otomí que su estancia no ha sido nada placentera, pero apuesta a que todos esos sacrificios que ha hecho en el campamento le darán la victoria el 6 de mayo en Las Vegas ante Saúl Canelo Álvarez, quien abrió su campo de entrenamiento en San Diego, California, y señaló que está preparado para medirse al hijo de la leyenda.
Por su parte, el boxeador tapatío está confiado para el combate ante el sinaloense. “Nos hemos preparado muy bien para esta pelea. Me siento rápido y fuerte, y no tener que bajar tanto peso me beneficiará la noche de la pelea”, expresó Saúl.
A una semana de abandonar el Otomí para entrenar en la Ciudad de México algunos días e ir luego a la sede del combate, Chávez boxeó cuatro asaltos, hizo trabajo técnico y también de mucha velocidad. Está poniendo los puntos finales a la su trabajo y pronto habrán de enfocarse en el tema del peso luego de registrar 173 libras.
Canelo dio una demostración de su técnica y su poder a través de una sesión de entrenamiento, el cual consistió en manoplear al lado de su entrenador Eddy Reynoso, así como unos minutos de sombra.
Este pleito ya se tornó personal, y desde el Centro Ceremonial Otomí, Julio César Chávez hijo dijo que Saúl Álvarez le tiene rencor por ser hijo de una leyenda del boxeo.
“Yo creo que me tiene envidia porque soy hijo de Julio César Chávez, pero yo qué culpa tengo de haber nacido en la cima, yo no pedí ser hijo de Julio César Chávez”, dijo Chávez Jr.
Saúl señaló que los fanáticos de Julio no eran de verdad, que eran gracias a su padre, algo que no le cayó en gracia al sinaloense.